Mi tercera cita no fue gracias a una aplicación de citas, sino más bien a las ganas que le tenía a mi profesora de idiomas. Como andaba tan risueña, se me ocurrió invitarla a salir. Su apodo era Rose. Muy achinada, sus ojos parecían estar siempre cerrados, pero eso la hacía más atractiva aún. Siempre
Kim era su apodo, el tailandés además de impronunciable a mis cortas semanas de llegar, irrecordable. Si prospera este encuentro, me aprenderé su nombre real, fue lo que pensé. Por supuesto, que no prosperó. Nos fuimos a una playa con muchas palmeras y cocos a desayunar. Yo como siempre con un café negro amargo como
Cuando quieres conocer mujeres en tu lugar de origen, antes de instalar Tinder, siempre está esa inquietud que puede ser leve o tormentosa, de que alguna vecina conocida te vea. Incluso, puede hasta terminar mal, si tu jefa del trabajo hace match contigo y luego tú le hablas de manera que a ella no le
Para comenzar el mambo, la diversión o la fiesta, hay varias buenas opciones. Primero, considerar que en Asia, en general las ciudades no poseen un “centro”, como lo conocemos en Occidente. Dado que las ciudades orientales son enormes, cada sector tiene un lugar céntrico que alberga su punto de diversión, por eso también es importante